sábado, 15 de octubre de 2011

"El Cuadrado" de Ricardo Peduzzi

Esta imagen es la que más rápidamente se ganó la preferencia del público. No cabe duda que de indefenso, el Cuadrado no tiene nada El auto de Ricardo Peduzzi es de lo más informal que tiene nuestro automovilismo. Bajo su imagen simpática existe una rebeldía mecánica que da excelentes fru
Fue un jueves a la tarde la primera vez que aportó por el autódromo. Tres días antes de una carrera de TC ahí, de esas que rebalsaban las tribunas, que a lo sumo formaban un terceto anual que servía para amortizar, en parte, las legendarias "empanadas".
En los boxes estaba cuatro o cinco mecánicos que se engrasaban las manos en dos cupecitas coloradas, además de los puristas de siempre, esos que no se perdían ni una de la AAAS.

Cuando el cuadrado se les puso frente a su vista, por supuesto, no sabían que pensar, ya no entendían nada de nada. Y mucho menos cuando salió al número uno.
Al domingo siguiente a cada paso del cuadrado la multitud se desgañitaba y los periodistas se desangraban la cabeza pensando cómo justificar la actuación de Peduzzi, aparte del infaltable "linda, por cierto, la actuación..."
Pero de cualquier lado el Cuadrado Chevrolet era increíble, feo pero simpático, grande pero liviano, y a pesar de que el chasis se distorsionaba por los cuatro costados (en la curva de Ascari se apreciaba perfectamente), doblaba mejor que todos. Pero gozaba de una ventaja extra. Estaba construido para eso, para correr en asfalto con rectas cortas y muchas curvas. Era muy liviano, el motor lo suficientemente potente, la relación peso potencia fenómena, la aerodinamia no importaba mucho, que digamos, para el entonces perimetral circuito por la poca velocidad que levantaba, casi 170 en esa época.


Ahora todo eso es más o menos similar, un poco más bajo, otro color, las gomas más anchas y el Tornado que le hizo perder parte de la hinchada a Peduzzi hijo. Pero el principio es el mismo, desde que ganó por primera vez en Río Cuarto en su segunda carrera, el diferencial trabado, la misma carrocería, las mismas suspensiones.
Ahora cambió el motor, le puso el Tornado, con caja ZF original del Torino y el diferencial Transax. Este último está trabado igual que el anterior y por eso Peduzzi tiene que doblar como dobla. Lo hace deslizar de cola porque las ruedas traseras tienen que recorrer la misma distancia, de ahí la intención de Ricardo Peduzzi de que siempre tiren las dos en línea recta.
Aerodinámicamente el Cuadrado no tiene nada de nada a favor. El área frontal, que aparentemente es pequeña no resulta así, sino que la sección maestra es aproximadamente de 2 metros cuadrados, algo parecida a la de un Torino corsa sin modificar. El coeficiente aerodinámico es (teóricamente hablando) muy cercado a 1; cabe destacar que el correspondiente a esa cifra es una plancha de metal puesta a contra viento a 90 grados de la línea del piso. Es decir que con el aire Peduzzi no le gana a nadie, por eso eligió y construyó su vehículo para correr en autódromos, mientras más lentos, mejor.


Si el Cuadrado anda tanto es simplemente por otras razones. Bajo peso y bastante potencia le dan una relación peso / potencia del orden de 4 kilogramos por CV, tomando como 270 la potencia que, por lo bajo, debe tener. Esta es una. Después la tenida, dobla como el mejor a pesar de no tener un chasis rígido sino todo lo contrario. El mismo Peduzzi se esfuerza para que el chasis con agujeros y todo se doble todo lo que quiera sin romperse. Incluso asegura que si tuviese rigidez el coche no viraría como lo hace habitualmente. Este criterio hace pensar que a veces es mejor olvidar cánones y empezar todo de nuevo. ¿Qué pasaría si un monoposto por ejemplo tuviese un chasis poco rígido?. Valdría la pena intentarlo, el problema serían las suspensiones, que tendrían que ser casi nulas y con una geometría especial.
Algo que varió fue la disposición de los asientos. Usaba uno delante, en el medio, donde viajaba Peduzzi y el del acompañante atrás. La CDA lo prohibió por reglamento y Peduzzi tuvo que poner los asientos convencionalmente. La suspensión delantera tiene dos elásticos longitudinales con eje rígido y dos amortiguadores por rueda. La trasera también es un eje rígido con la misma cantidad de amortiguadores por rueda. Los tanques de combustible están atrás. Inmediatamente después de los asientos y al lado de la carrocería. Son dos de 50 litros cada uno.
El cuadrado va a ser un coche que seguramente pasará a la historia del TC. Ante todo por la apariencia ciertamente de debilidad que rodea al aparato. La imagen de vejez solamente es exterior, porque por dentro es un automóvil que tiene todas las características de un buen auto, por lo menos prácticamente. El Cuadrado seguirá siendo el mismo informal e irreverente de siempre y que, incluso, se le pone a la cola de alguna