Miguel
Eduardo Colazo
Don Domingo Marimón tenía la sana y
saludable costumbre, que a él le provocaba un placer muy especial, de invitar
más o menos cada dos meses a sus amigos a almorzar a su casa del Cerro de las
Rosas, Córdoba, para agasajarlos con una paella que él mismo se encargaba de
preparar, con la ayuda de su hija y yerno.